sábado, 13 de agosto de 2011

Después de la tempestad...


Sin pensarlo, aquella noche se volvió a acercar a tantos recuerdos que habían quedado grabados en líneas de versos dedicados.

 Durante esa época podía acariciar con los dedos aquellos días compartidos. Saborear tantos y tantos besos que se dieron en la oscuridad de una habitación. Incluso sentir el pulso palpitante en las heridas que se abrieron cuando llegó la tempestad.

Pero algo había cambiado en este tiempo:  ya no sentía nada.

Recordó en ese instante las noches que, mientras leía esas mismas líneas, su vista se había vuelto borrosa debido a la rabia, a la decepción y a la tristeza. A los sentimientos encontrados. A las promesas rotas. A las miradas vacías.

Pero ahora estaba aliviada, porque ya  no se movía nada dentro de ella. No sentía ni dolor, ni rabia, ni alegría, ni amor. No había nada.
Y es que como se suele decir…después de la tempestad, siempre llega la calma. Aunque tarde en llegar, siempre llega.



3 comentarios:

  1. Oh, ¿esta entrada está inspirada en nuestra conversación de ayer? ^^

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  2. Sí...hay que buscar la inspiración en otras cosas, no? =P

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  3. Lo bueno del vacío, lo maravilloso del silencio...es que guarda latente, la posibilidad que encierra un lienzo en blanco.
    El ir componiendo con las notas y los tonos correspondientes, la melodía que nos ha de acompañar en los próximos besos...los recuerdos que tenemos que preparar para cuando nos retiremos de este sueño, pasajero...que es seguir...seguir viviendo.

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