sábado, 23 de julio de 2011

Mi mejor verano

Si echo la vista la atrás e intento recordar mi mejor verano, un montón de recuerdos se agolpan, sin dejarme decidir cuál fue el mejor de todos. También he de decir que, exactamente, no podría elegir un verano en concreto, pero sí sé que mis mejores veranos los he pasado entre los 7 y los 12 años.

Cuando yo era más pequeña, mis veranos los pasaba casi en su totalidad en el chalet que tienen mis abuelos, un lugar maravilloso para perderse de la civilización (aunque tengo que reconocer que  más antes que ahora, ya que han construido muchos chalets alrededor y no es lo que era).

Al pensar en aquellos veranos, me vienen a la mente muchísimas cosas: largos paseos con la bicicleta, caminatas hasta el arroyo para cazar renacuajos o cangrejos, baños nocturnos a escondidas en la piscina, ayudar a mi abuelo en el huerto, ir recogiendo capullos de amapola para luego jugar a adivinar de qué color sería la flor que había dentro, tostadas con mantequilla y mermelada para desayunar, la caza de las lagartijas, montarme en los columpios que nos puso mi abuelo, el estar todo el día en bañador….. Pero, sobre todo, me acuerdo de la persona que era mi compañero de fatigas: V.

V era un año mayor que yo, y nos conocíamos porque sus padres y mis abuelos siempre habían tenido el chalet uno al lado del otro y tenían relación. No recuerdo exactamente el momento en que empecé a llevarme con él, pero cuando pienso en mis mejores veranos tengo claro que V siempre aparece en ellos. Recuerdo un episodio en el que V y yo cazamos un montón de ranas pequeñas! Luego nos fuimos a un descampado y en la tierra hicimos un circuito para ellas (ingenuos de nosotros, al final se nos escaparon todas). Nuestras carreras con las bicis tampoco se merecen el olvido, así como nuestras peleas repentinas…ahora que lo pienso, parecíamos un matrimonio.

Siempre estábamos juntos. Cuando V llegaba, iba al chalet de mis abuelos y planeábamos el día, es curioso pero siempre teníamos algo que hacer. Nunca nos aburríamos.

También merece mención las meriendas veraniegas que me preparaba mi yaya. He de decir que mi yaya es de esas típicas abuelas que te meten la comida hasta por las orejas…incluso cuando uno se propone no comer más, llega ella con algo y por narices te lo tienes que comer. Desfilan ante mí ahora mismo esos ricos sándwich de nocilla, las galletas con leche, los cereales de mil y una clases, los helados…¡qué tiempos en los que una podía comer lo que le diera la gana!.


En general, cuando pienso en esos veranos me veo a mí misma como una niña muy feliz, que disfrutaba de cada cosa que tenía a su alcance. Y ahora, en este momento, me doy cuenta de que lo que prevalece siempre en los mejores recuerdos son los pequeños detalles, aquellos que contienen la esencia de las cosas.



Solo me queda esperar que se sigan sumando “mejores veranos” a aquellos que ya tengo…






PD: Dedicado a V, por lo importante que fue durante algunos años de mi vida.

*Gracias a Bolboreta por la idea....podéis echarle un vistazo a su blog aquí

martes, 19 de julio de 2011

Mi inspiración escasea

Debe ser que mi inspiración está de vacaciones, igual que yo, porque por más que intento contaros  algo decente, lo único que se me ocurren son porquerías que nunca llegan a puerto (es decir, que nunca acabo publicando).

Hubo una época en el que cuando escribía las palabras me salían, por decirlo de alguna manera, solas. No tenía problema en ponerme delante de una hoja de texto y hacer que lo que yo quería contar quedase reflejado allí. Recuerdo que a veces ni siquiera tenía pensado de lo que hablar, pero daba igual, porque cuando me ponía escribir mis dedos danzaban solos por el teclado en busca de algo que transmitir.

Esa época, como todo, pasó, y lo único que dejó tras de sí fue un rastro de desastres que, a día de hoy y por suerte, he solucionado.

Echo de menos esa capacidad que tenía de llegar a la gente con lo que escribía, echo de menos el que cuando estaba mal, o rallada, o algo me rondaba la cabeza, era escribirlo en algún sitio y simplemente así, todo eso desaparecía. Pero ahora no soy capaz. Ahora las preocupaciones me ametrallan la cabeza como si no fueran a irse nunca. ¿Por qué?.

Alguien me dijo hace unos meses que le seguía impresionando mi forma de escribir, y que lo que yo escribo tiene cierto encanto, pero claro, de esa persona uno no se puede fiar, porque todo lo que dice con palabras lo contradice con los actos y, porque además, es lo que se suele decir más falso que una moneda de 20 euros. Así que si me lees, sí, va por ti.

En fin, queridos, creo que hasta aquí mi breve intromisión de hoy en el mundo del blog, a falta de inspiración para contaros algo mejor. A ver si mi vida se vuelve un poquito más interesante para que yo luego pueda venir aquí y contaros algo más o menos decente.



PD: Muchos ánimos para C y J, y muchas fuerzas para su familia.


sábado, 16 de julio de 2011

Quién sabe qué.



Y es que lo sé. Me quema esta cobardía. Nos quema mi cobardía.


Pero nada se puede hacer cuando dos destinos se separan, para, irremediablemente, no volverse a encontrar jamás. Quizá ni siquiera fue culpa nuestra. A lo mejor fue simplemente que nos sobrepasó la situación. Tal vez uno de los dos pecó de inocencia, egoísmo o quién sabe a estas alturas.


Quién iba a decir que todo sería cuestión de minutos. De segundos. De unas palabras aderezadas con miradas vacías, que no decían nada, que ya no eran, que no nos dejaban ser. Que las gastamos por el camino, aquel que recorrimos de la mano pero a cientos de kilómetros. Aquellas miradas que ya no se encontraban cuando sentíamos frío, que lo único que hacían eran esquivarse para ocultar la realidad.


Lamentablemente (o no), todo se acaba. Suponiendo que alguna vez haya terminado realmente. A día de hoy sigo sin estar segura de nada. Me acerco y me alejo. Me escondo y me descubro. Me crezco y me empequeñezco con la misma facilidad con la que tú me robabas besos.


Y a fin de cuentas qué mas da, si aquí la cobarde sigo siendo yo...

viernes, 1 de julio de 2011

Ultimando preparativos


Señor@s, esta noche, por fin, pongo rumbo a la playa!


Tenemos el viaje reservado desde Abril, que fue cuando coincidimos en Semana Santa y fuimos a la agencia a reservarlo, aprovechando que siempre unos meses antes suele haber ofertas bastante buenas y aprovechables...y así lo hicimos. He de decir, que el viaje nos ha salido tirado de precio y que seguro que lo vamos a aprovechar a tope porque 2 mejores amigas solteras no hacen un viaje de este tipo todos los días...me da la sensación de que va a ser de esos que les cuentas a tus nietos xD.


Como decía, esta noche a las 02:00 AM (las 2 de la mañana, vamos) sale el autobús que nos va a llevar rumbo a la playa y, siendo un viaje tan largo (son unas 8 horas!!) hay que aprovisionarse bien de cosas para que se haga más llevadero: revistas, música, comida, cojín para poder dormir sin que se te caiga el cuello a trozos, cámara de fotos con la batería bien cargada, etc. Espero poder dormir en el autobús para que el camino no se haga tan largo, porque si de Madrid a mi casa que son 4 horas ya acabo hasta las narices, no me quiero ni imaginar como va a ser estar 8 horas xD.


Otra historia es la maleta....no quiero llevarme la grandota porque para 5 días tampoco se necesita tanto, aunque yo no sé cómo lo hago pero siempre se me queda el espacio justito, lleve la maleta que lleve, siempre tengo problemas para que me entre todo lo que quiero llevarme, porque yo encima soy de las de : "y esto por si.....", "y aquello por si..." y claro, entre "por si, y por si" acabo petando la maleta! Y eso que este año me he cortado...¡sólo me llevo 3 pares de zapatos contando con las chanclas de la playa! xDDDD. Eso para mí es todo un reto, aunque no me ha pasado lo mismo con la ropa...yo creo que esta noche cuando me duche y cene le meteré otro repaso a ver si puedo quitar algo que no sea "imprescindible".


A parte de la maleta, llevo la sombrilla y una mochila. La sombrilla para lo obvio....ya me dio un año una insolación y la mochila para subirla esta noche al autobús con el kit de supervivencia.


Seguro que cuando vuelva vengo cargadita de cosas que contaros, porque en estos viajes siempre pasan cosas dignas de mencionar....¡o eso espero!

Pasen ustedes unos días geniales y....¡nos vemos a la vuelta!