Cuando era pequeña y pasaba una mariposa blanca mi abuela siempre me decía que había que pedir un deseo porque era signo de buena suerte. Yo le daba la mano y cerraba los ojos muy fuerte, para aumentar la concentración y saber lo que quería pedir.
Recuerdo muchas escenas semejantes porque yo, con lo supersticiosa que soy, no podía quedarme sin pedir un deseo cada vez que veía una, ¡era una oportunidad única!.
Hacía muchos años que no veía una mariposa blanca o que no me fijaba en ellas, y desde hace un par de semanas no paro de encontrármelas en todas partes. La semana pasada, cuando iba con unos amigos, vi una y rápidamente les dije que pidiesen un deseo, a lo que respondieron mirándome con cara de extraños. Yo les conté la historia y me preguntaron: “¿pero realmente crees en esas cosas?”, a lo que yo contesté: “hombre, no sé si creer o no, pero por pedir un deseo tampoco va a pasarme nada malo, lo peor que me puede pasar es que no se cumpla”. Se rieron de mí tanto como quisieron, me dijeron que estaba loca, pero yo, cada vez que veo una mariposa blanca, sigo cerrando los ojos y pidiendo un deseo.
Y como yo quiero que vuestros deseos se cumplan…os dejo una mariposa blanca, aunque sea en foto…¡rápido, pedid un deseo!
En otro orden de cosas…me quedan 2 exámenes para teminar! Estoy deseando que llegue el miércoles para ser un poquito más libre, aunque tampoco tendré mucho tiempo de pasarme por aquí porque entre la celebración de mi cumpleaños, la graduación, los miles de compromisos que tengo con gente y preparar las cosas para la playa voy a estar ocupadísima, pero iré pasando por aquí para contaros avances y novedades.
Besos a todos
