Nadie me va a negar que las estrellas fugaces son preciosas… ¿pero quién se
atrevería a elegiruna con el poco tiempo que están ante nuestros ojos? Nos
hipnotizan durante unos segundos, los justos para pedir (inocentes de nosotros)
un deseo y se esfuman.
Yo siempre he preferido las estrellas normales, esos pequeños puntos de luz
que van apareciendo cuando las demás luces se apagan. ¿Quién quiere una
estrella fugaz pudiendo tenerlas a ellas? Siempre están ahí, aunque tú no las
veas, siempre están. Basta con levantar los ojos cuando la oscuridad te rodee para que, al menos una, te salude con ese parpadeo
brillante.
Y si una noche no puedes verlas, no pasa nada, tienes la certeza de
que al día van a seguir allí, esperando, esperándote a ti, a que las mires… a
que te des cuenta de que, de una forma o de otra, siempre, siempre, siempre
están allí. Contigo. Justo encima de tu cabeza.
creo que deberíamos de compartir una de ellas, para sentirnos unidos al mirarla...saber que vos estás allí..observando la misma estrella que yo.
ResponderEliminarQue existes, y que puedes contar conmigo...sin tener que desearlo.