Esto que me crece dentro del estómago y me sube hasta la
garganta es la rabia, el necesitarte sin ser cierto, el querer tener un poco de
ti que está prohibido, el echarte de menos sin ni siquiera haberte tenido, sin
saber si es real, sin saber si es algo “de verdad”. La rabia de pensar que no
quiero jugar más, que me he cansado de apostar y de perder mil veces… o de
llevarme un premio que no me corresponde.
Esto es la soledad de despertarme en medio de una oscuridad
infinita y que lo único que haga falta
sea una palabra, un aliento, un susurro, un grito. Tuyo o mío, eso da igual.
Pero algo que me devuelva a la realidad, al aquí y ahora. A este momento que
estoy viviendo que no parece mío.
Esto es el vacío que siento cuando me levanto por las
mañanas y pienso que no hay nada por lo que merezca la pena luchar. Luchar de
verdad. Hay cosas por las que esforzarse, pero ninguna por las que luchar sea
tan necesario como respirar, como necesitar beber agua cuando te quema la garganta
de la sed.
Esto es la sensación de que las cosas pueden cambiar, pero,
¿cuándo?. Porque a veces te juro que escucho cada tic-tac de la manecilla del
reloj y no parece que el tiempo vaya a ir más deprisa, ni las cosas a mejor.
¿En qué punto exacto dejamos de ser quien queremos ser para
pasar a ser lo que creemos ser?
Esto son las lágrimas de plasmar todo lo que siento en un
papel. El leer la desesperación hecha palabras. El llorar durante horas sin que
se me sequen los ojos, aunque yo espere lo contrario. El dolor escrito en tinta
negra.
Hasta aquí he llegado.
Es preciosa tu entrada!!
ResponderEliminary siempre hay algo por lo que luchar y luchando se consiguen las cosas!! :)
vengo a enjugar tus lágrimas con mis manos secas...de algodones llenas para no herirte los párpados sublimados de tanto esperar.
ResponderEliminarMe haces un favor, te vas al espejo...te contemplas durante 26 segundos
si 26, ni uno más ni uno menos...Ahí tienes la mejor razón para seguir luchando. Estoy seguro que te vas a ver, de manera diferente...porque no estás sola, y si necesitas un abrazo, lo dices...que yo también lo voy echando en falta de vez en cuando y conozco de la soledad tan solo los flecos que rasgan las noches...y nos hacen sentirnos pequeños.