Siempre he sido una persona enamoradiza, y cuando lo pensaba
fríamente llegaba a la conclusión de que eso no podía ser bueno. Hay días que
me enamoro 3 y 4 veces de chicos que ni siquiera conozco… pero es lo que tiene
que el corazón vaya mucho más deprisa que la razón, supongo.
Cuando me cruzo por la calle con una persona que me atrae,
inmediatamente pasan por delante de mis ojos todos los momentos que podría
vivir con esa persona, lo felices que podríamos ser si alguno de los dos diese
el paso de decirle algo al otro. Aunque en este caso el paso lo tendría que dar
yo, claro, la otra persona ni siquiera tiene en mente que yo pueda estar
viviendo todas esas cosas con él sin ni siquiera saber cómo se llama.
Esto también se extiende al universo “internet”.
De vez en cuando conozco a alguien con el que empiezo a
hablar y siento una cosa extraña…se que llamarlo amor es exagerar demasiado,
pero digamos que noto cierto feeling que podría convertirse en algo más. ¿Y por
qué cuento todo eso? Porque quizá (y digo quizá para despistar, hehe) ahora
mismo estoy viviendo uno de esos momentos. Ni siquiera es una persona con la
que haya hablado mucho, pero las veces que hemos hablado he sentido ese algo
dentro de mí, de querer seguir conociéndole, hablar más con él, que me cuente
todo sobre su vida… ¿Problema? Además de que la situación por su parte es
complicada, estoy convencida de que ni siquiera piensa en mí como lo hago yo en
él.
Y llegados a este punto, estoy más liá que la pata de un
romano. No sé si quiero decirle algo, si hacerme notar de alguna manera, si
pasar del tema porque realmente no se sostiene por ningún lado, si seguir como
si nada y si hay suerte aprovecharlo…
Malditos sentimientos, ¡siempre consiguen liarme!
Arggg, sal de mi cabeza.... >_< Cómo te entiendo, nena, de verdad, esto podría haberlo escrito yo pero poniéndolo todo en femenino...
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