miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mi última semana del verano

Hoy empieza para mí la última semana del verano. Soy de un pueblecito donde el verano se vive intensamente, por aquello de que nos morimos de calor cuando el termómetro roza los 40ª y porque, por suerte, si tenemos algún día nubloso o con lluvia en el verano tenemos que dar gracias. Pero aquí el verano no dura ni mucho menos hasta el 23 de Septiembre, sino que se acaba mucho antes, concretamente, el Domingo de la segunda semana de Septiembre.

Aquí las fiestas (y por consiguiente, la feria) empieza en la segunda semana de Septiembre. La verdad es que es una fecha malísima por dos motivos principales: 1. La mayoría de los estudiantes no pueden disfrutarla como deberían porque o bien están estudiando para los exámenes de Septiembre o se van marchando al lugar donde estudian, y 2. Porque empieza a hacer un frío de coj**** por las noches y eso de ir con tu vestidito monísima de la muerte se torna una misión imposible; hay años que hasta recuerdo haber llevado un foulard porque si no era insoportable estar por la feria con la rasca que hacía.

Una vez que pasan las fiestas, el pueblo parece que muere un poquito: los forasteros que han venido a pasar las vacaciones se van, ya no hay tanta gente por la calle, los niños empiezan el colegio y el aire se carga de cierta monotonía con la vuelta a la realidad, al trabajo y a los quehaceres.

Los días empiezan a ser más cortos, a las 8 de la tarde ya casi no se ve y hay que encender la luz del salón si no quieres quedarte ciega. Cuando sales a la calle tienes que llevarte una chaquetilla, “por si acaso”, de llevar sandalias mejor ni hablamos: se te congelan los deditos de los pies. Y así, poco a poco, es como va llegando el Otoño aquí, de una forma un poco más anticipada a lo que marca el calendario.

Y  pese a que la mayoría de mis veranos son aburridos y cuando pasan unas semanas de vacaciones estoy deseando volver a la rutina, ¡no quiero que llegue el frío!, ¡quiero que el verano dure hasta principios de Octubre! Porque yo soy una persona que odia el frío con todas sus fuerzas, ¡quiero calor pegajoso!.

Pero creo que, irremediablemente y por mucho que me niegue a aceptarlo, el verano se acaba. Otro más. Y otro más que me quede con la sensación de haberle saludado con la mano mientras le veía pasar.


3 comentarios:

  1. si quieres hacemos el verano un poco más largo...aprovecha mi calor.

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  2. Discrepo en cuanto a ese amor que le tienes al calor pegajoso... No voy a decir que me guste el frío pero donde yo vivo pasamos del abrigo al tirante y el calor (para estar trabajando) es "asqueroso". Prefiero el fresquito.
    Ay, querida amiga, eres una friolera.

    Un beso muy fuerte y con todo el calor que me sobra.

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  3. a mi con el final del verano me entra nostalgia...!

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