lunes, 5 de marzo de 2012

Últimamente navego entre las olas de un mar que desconozco, que ya no soy capaz de hacer mío ni aunque fije la vista en un punto y pretenda no quitarla nunca de allí. Ese punto se mueve, yo me desoriento, me confundo, me encuentro abatida si lo pierdo, cansada, no siento nada, el punto se ha ido.


Me muevo entre las olas sin saber si es el viento o la fuerza del agua lo que me arrastra, simplemente me dejo mover por ellas, una tras otra, notando su vaivén pero sin ni siquiera inmutarme cuando viene una más fuerte que las demás y me sumerge debajo de ella. Y yo trago mucha agua, me asfixio, noto que me falta el aire, cierro los ojos, aunque si los tuviera abiertos tampoco podría ver nada más que oscuridad. 


No siento frío, ni calor, ni vacío, ni ganas de gritar, ni el impulso de correr, ni miedo, ni amor, ni tristeza, ni alegría, ni desesperanza, ni impaciencia, tampoco nostalgia, ni deseo.


No siento nada.



1 comentario: